Ya hay dudas sobre
quién fue el primer enjaulado de la ciudad. Para los pequeños, las jaulas han
existido desde siempre. Ningún niño está enjaulado y por eso no les tienen ningún
miedo, pero más de uno piensa que le tocará vivir dentro de barrotes al llegar
a los años puñeteros de la madurez. Creo que no andan errados. Los más
rebeldes, sumergidos en la edad del pavo, no van al colegio esperando que les
caiga encima la jaula correspondiente. Evita hacerse cargo de cualquier
responsabilidad. No sólo entre los jóvenes.
Pero aunque en los tiempos actuales encuentro que se trata el tema con
cierta ironía e incluso trivialidad, por no decir indiferencia, en el fondo no
ha desaparecido el miedo a sufrir de por vida la cárcel de los barrotes. A la
mayoría no le gusta perder su libertad, aunque su disfrute sea deleznable.
Además, se ha corrido el rumor de que si te cae la jaula encima se debe a que
eres culpable de algún pecado o error vital. Pues nadie es aprisionado sin
causa justificada, aunque no se llegue a conocer cuál es y el juez sea anónimo.
Las jaulas serían entonces un castigo, pero tampoco creo yo que tengan que
serlo; quizá no posean el mínimo significado. Sin embargo, no todos están de
acuerdo en el
tema. Hay tantas
opiniones como gustos. Por ahora sigue siendo
un misterio el origen de las jaulas y el motivo de que le caigan a unos encima y a otros ni los
tengan en cuenta
Aunque las reclamen
morbosamente, levantando los brazos en alto en medio de la calle. Me refiero
con esto a ll
Congregación de los
Prisioneros Postulantes, tan famosa hoy en día por sus reuniones de fin de
semana, que suelen
acabar en alboroto
callejero si no cae ninguna jaula entre los congregados.