Tales of Mystery and Imagination

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Lygia Fagundes Telles: Seminário dos ratos



Que século, meu Deus! - exclamaram os Ratos e começaram a roer o edifício.
Carlos Drummond de Andrade

O Chefe das Relações Públicas, um jovem de baixa estatura, atarracado, sorriso e olhos extremamente brilhantes, ajeitou o nó da gravata vermelha e bateu de leve na porta do Secretário do Bem-Estar Público e Privado:
- Excelência?
O Secretário do Bem-Estar Público e Privado pousou o copo de leite na mesa e fez girar a poltrona de couro. Suspirou. Era um homem descorado e flácido, de calva úmida e mãos acetinadas. Lançou um olhar comprido para os próprios pés, o direito calçado, o esquerdo metido num grosso chinelo de lã com debrum de pelúcia.
- Pode entrar - disse ao Chefe das Relações Públicas que já espiava pela fresta da porta. Entrelaçou as mãos na altura do peito. - Então? Correu bem o coquetel?
Tinha a voz branda, com um leve acento lamurioso. O jovem empertigou-se. Um ligeiro rubor cobriu-lhe o rosto bem escanhoado.
- Tudo perfeito, Excelência. Perfeito. Foi no Salão Azul, que é menor, Vossa Excelência sabe. Poucas pessoas, só a cúpula, ficou uma reunião assim aconchegante, íntima, mas muito agradável. Fiz as apresentações, bebericou-se e - consultou o relógio - veja, Excelência, nem seis horas e já se dispersaram. O Assessor da Presidência da RATESP está instalado na ala norte, vizinho do Diretor das Classes Conservadoras Armadas e Desarmadas, que está ocupando a suíte cinzenta. Já a Delegação Americana achei conveniente instalar na ala sul. Por sinal, deixei-os há pouco na piscina, o crepúsculo está deslumbrante, Excelência, deslumbrante!

Sergio Gaut vel Hartman: Receta: hombre frito




—Cuando termines de contar —me dijo uno de los extraterrestres— encenderemos esta sartén y empezaremos a freírte, ¿de acuerdo?
Por alguna razón el tono de la frase me causó risa y eso hizo que olvidara dónde estaba, de lo fría y dura que se sentía la plancha en mi espalda y de lo precario de la situación.
—Hasta diez —dijo otro, con un tono que pretendía ser amenazador.
Era ridículo, absurdo, pero no tenía escapatoria y conté. Al llegar a "siete", el más pequeño de los extraterrestres —de por sí pequeños; ninguno medía más de sesenta centímetros— trepó por mis piernas y hamacándose en el cinturón alcanzó el pecho y se aferró con sus garras del abundante vello. Parecía una mezcla de zarigüeya y gorgojo, con ese hocico picudo y las pinzas chasqueando como castañuelas.
—Serás nuestra cena, te lo digo por si no lo advertiste —dijo el primer extraterrestre con esa voz melíflua y profunda de los naturales del Bajo Jockland.
—Soy duro y desabrido —dije interrumpiendo el conteo y tratando de conservar la calma; la situación no daba para más. Todavía no lograba explicarme de dónde había salido esa peste, aunque lo cierto era que me habían atado a la placa principal de la rampa de disparo de sondas; la desprendieron del puente con excesiva facilidad; tendría que presentar una queja formal a los fabricantes de la nave. Sabía que el frío en mi espalda duraría lo que tardaran en encender el fuego y que la dureza que sentía dejaría de serlo en cuanto el material —duroplas moldeado al circonio— se fundiera como cera.

Max Aub: Esa hormiga




Esa hormiga odiaba al león. Tardó diez mil años pero se lo comió todo, poco a poco, sin que él se diera cuenta.

Rudyard Kipling: They



One view called me to another; one hill top to its fellow, half across the county, and since I could answer at no more trouble than the snapping forward of a lever, I let the county flow under my wheels. The orchid-studded flats of the East gave way to the thyme, ilex, and grey grass of the Downs; these again to the rich cornland and fig-trees of the lower coast, where you carry the beat of the tide on your left hand for fifteen level miles; and when at last I turned inland through a huddle of rounded hills and woods I had run myself clean out of my known marks. Beyond that precise hamlet which stands godmother to the capital of the United States, I found hidden villages where bees, the only things awake, boomed in eighty-foot lindens that overhung grey Norman churches; miraculous brooks diving under stone bridges built for heavier traffic than would ever vex them again; tithe-barns larger than their churches, and an old smithy that cried out aloud how it had once been a hall of the Knights of the Temple. Gipsies I found on a common where the gorse, bracken, and heath fought it out together up a mile of Roman road; and a little further on I disturbed a red fox rolling dog-fashion in the naked sunlight.

As the wooded hills closed about me I stood up in the car to take the bearings of that great Down whose ringed head is a landmark for fifty miles across the low countries. I judged that the lie of the country would bring me across some westward running road that went to his feet, but I did not allow for the confusing veils of the woods. A quick turn plunged me first into a green cutting brimful of liquid sunshine, next into a gloomy tunnel where last year's dead leaves whispered and scuffled about my tyres. The strong hazel stuff meeting overhead had not been cut for a couple of generations at least, nor had any axe helped the moss-cankered oak and beech to spring above them. Here the road changed frankly into a carpeted ride on whose brown velvet spent primrose-clumps showed like jade, and a few sickly, white-stalked blue-bells nodded together. As the slope favoured I shut off the power and slid over the whirled leaves, expecting every moment to meet a keeper; but I only heard a jay, far off, arguing against the silence under the twilight of the trees.

Émile Zola: Une victime de la réclame



J’ai connu un brave garçon qui est mort l’année dernière, et dont la vie a été un long martyre.
Claude, dès l’âge de raison, s’était tenu ce raisonnement : « Le plan de mon existence est tout tracé. Je n’ai qu’à accepter aveuglément les bienfaits de mon âge. Pour marcher avec le progrès et vivre parfaitement heureux, il me suffira de lire les journaux et les affiches, matin et soir, et de faire exactement ce que ces souverains guides me conseilleront. Là est la véritable sagesse, la seule félicité possible. » À partir de ce jour, Claude prit les réclames des journaux et des affiches pour code de sa vie. Elles devinrent le guide infaillible qui le décidait en toutes choses ; il n’acheta rien, n’entreprit rien qui ne lui fût recommandé par la grande voix de la publicité.
C’est ainsi que le malheureux a vécu dans un véritable enfer.
Claude avait acquis un terrain fait de terres rapportées, où il ne put bâtir que sur pilotis. La maison, construite selon un système nouveau, tremblait au vent et s’émiettait sous les pluies d’orage.
À l’intérieur, les cheminées, garnies de fumivores ingénieux, fumaient à asphyxier les gens ; les sonnettes électriques s’obstinaient à garder le silence ; les cabinets d’aisances, établis sur un modèle excellent, étaient devenus d’horribles cloaques ; les meubles, qui devaient obéir à des mécanismes particuliers, refusaient de s’ouvrir et de se fermer.

Salomé Guadalupe Ingelmo: Las espinas de Paracelso / The thorns of Paracelsus

Salomé Guadalupe Ingelmo, escritora madrileña, escritora española, escritora de microficción, concurso literario internacional ángel ganivet, terror español, miNatura



En el laboratorio: el atanor, crisoles, redomas, retortas, manuscritos y libros, muchos libros con los que interpretar el universo. Nada es lo que parece.
−Veremos. La vía es larga y estrecha, de estudio y perseverancia. La vocación se revelará tu recompensa. “Si el oro te importa, no serás nunca mi discípulo”.
−Acéptame −insistió. Y mintió. Únicamente importaba su propósito; todo valía.
En él no hay fe ni pasión. No ha sufrido transformación espiritual alguna. Sencillamente fingió ver la rosa donde sólo había ceniza. Y el maestro le creyó. O quiso creerle. Había estado tan solo… Le legó sus conocimientos, el fruto de toda una vida. Y aun así, una vez tras otra, sólo plomo en lugar de oro. Sin embargo un día, tras haber probado todas las combinaciones posibles, del alambique hinchado surge el prodigio.
Entonces comprende finalmente su advertencia: “El camino es la Piedra”... Por primera vez explora sinceramente su interior y descubre que ha pervertido el mensaje y banalizado la búsqueda; que ha tomado por vil metal el más alto objetivo. Ha perseguido siempre un falso brillo. Mientras el maestro se consagraba en cuerpo y alma a su disciplina, a penetrar la materia y el espíritu, él sólo ha repetido palabras aprendidas mecánicamente. Nunca ha buscado la perfección sino él éxito, la panacea: un elixir adulterado, una ficticia vida eterna. Ni un sólo paso ha dado en ese camino desde la ignorancia a la iluminación. Demasiado arrogante. No existe la fórmula, ahora lo sabe; nunca más volverá a concebir una obra perfecta.

Jorge Luis Borges: El puñal

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En un cajón hay un puñal.

Fue forjado en Toledo, a fines del siglo pasado; Luis Melián Lafinur se lo dio a mi padre, que lo trajo del Uruguay; Evaristo Carriego lo tuvo alguna vez en la mano.

Quienes lo ven tienen que jugar un rato con él; se advierte que hace mucho que lo buscaban; la mano se apresura a apretar la empuñadura que la espera; la hoja obediente y poderosa juega con precisión en la vaina.

Otra cosa quiere el puñal.

Es más que una estructura hecha de metales; los hombres lo pensaron y lo formaron para un fin muy preciso; es, de algún modo eterno, el puñal que anoche mató un hombre en Tacuarembó y los puñales que mataron a César. Quiere matar, quiere derramar brusca sangre.

En un cajón del escritorio, entre borradores y cartas, interminablemente sueña el puñal con su sencillo sueño de tigre, y la mano se anima cuando lo rige porque el metal se anima, el metal que presiente en cada contacto al homicida para quien lo crearon los hombres.

A veces me da lástima. Tanta dureza, tanta fe, tan apacible o inocente soberbia, y los años pasan, inútiles.

Charlotte Brontë: Napoleon and the Spectre




Well, as I was saying, the Emperor got into bed.

"Chevalier," says he to his valet, "let down those window-curtains, and shut the casement before you leave the room."

Chevalier did as he was told, and then, taking up his candlestick, departed.

In a few minutes the Emperor felt his pillow becoming rather hard, and he got up to shake it. As he did so a slight rustling noise was heard near the bed-head. His Majesty listened, but all was silent as he lay down again.

Scarcely had he settled into a peaceful attitude of repose, when he was disturbed by a sensation of thirst. Lifting himself on his elbow, he took a glass of lemonade from the small stand which was placed beside him. He refreshed himself by a deep draught. As he returned the goblet to its station a deep groan burst from a kind of closet in one corner of the apartment.

"Who's there?" cried the Emperor, seizing his pistols. "Speak, or I'll blow your brains out."

Vicente Blasco Ibáñez: El préstamo de la difunta



Cuando los vecinos del pequeño valle enclavado entre dos estribaciones de los Andes se enteraron de que Rosalindo Ovejero pensaba bajar á la ciudad de Salta para asistir á la procesión del célebre Cristo llamado «el Señor del Milagro», fueron muchos los que le buscaron para hacerle encomiendas piadosas. Años antes, cuando los negocios marchaban bien y era activo el comercio entre Salta, las salitreras de Chile y el Sur de Bolivia, siempre había arrieros ricos que por entusiasmo patriótico costeaban el viaje á todos sus convecinos, bajando en masa del empinado valle para intervenir en dicha fiesta religiosa. No iban solos. El escuadrón de hombres y mujeres á caballo escoltaba á una mula brillantemente enjaezada llevando sobre sus lomos una urna con la imagen del Niño Jesús, patrón del pueblecillo.

Abandonando por unos días la ermita que le servía de templo, figuraba entre las imágenes que precedían al Señor del Milagro, esforzándose los organizadores de la expedición para que venciese por sus ricos adornos á los patrones de otros pueblos. El viaje de ida á la ciudad sólo duraba dos días. Los devotos del valle ansiaban llegar cuanto antes para hacer triunfar á su pequeño Jesús. En cambio, el viaje de vuelta duraba hasta tres semanas, pues los devotos expedicionarios, orgullosos de su éxito, se detenían en todos los poblados del camino. Organizaban bailes durante las horas de gran calor, que á veces se prolongaban hasta media noche, consumiendo en ellos grandes cantidades de mate y toda clase de mezcolanzas alcohólicas. Los que poseían el don de la improvisación poética cantaban, con acompañamiento de guitarra, décimas, endechas y tristes, mientras sus camaradas bailaban la zamacueca chilena, el triunfo, la refalosa, la mediacaña y el gato, con relaciones intercaladas.

Abraham Lincoln: The Trailor Murder Mystery




IN the year 1841, there resided, at different points in the State of Illinois, three brothers by the name of Trailor. Their Christian names were William, Henry and Archibald. Archibald resided at Springfield, then as now the seat of Government of the State. He was a sober, retiring, and industrious man, of about thirty years of age; a carpenter by trade, and a bachelor, boarding with his partner in business — a Mr. Myers. Henry, a year or two older, was a man of like retiring and industrious habits; had a family, and resided with it on a farm, at Clary's Grove, about twenty miles distant from Springfield in a north-westerly direction. — William, still older, and with similar habits, resided on a farm in Warren county, distant from Springfield something more than a hundred miles in the same north-westerly direction. He was a widower, with several children.

In the neighborhood of William's residence, there was, and had been for several years, a man by the name of Fisher, who was somewhat above the age of fifty; had no family, and no settled home; but who boarded and lodged a while here and a while there, with persons for whom he did little jobs of work. His habits were remarkably economical, so that an impression got about that he had accumulated a considerable amount of money.

In the latter part of May, in the year mentioned, William formed the purpose of visiting his brothers at Clary's Grove and Springfield; and Fisher, at the time having his temporary residence at his house, resolved to accompany him. They set out together in a buggy with a single horse. On Sunday evening they reached Henry's residence, and stayed over night. On Monday morning, being the first Monday of June, they started on to Springfield, Henry accompanying them on horseback. They reached town about noon, met Archibald, went with him to his boarding house, and there took up their lodgings for the time they should remain.

Fernando Iwasaki: La mujer de blanco



Cuando les conté que había visto a una señora vestida de blanco vagando entre las lápidas, un helado silencio de almas en pena nos sobrecogió. ¿Por qué seguían volviendo después de tantas bendiciones, conjuros y exorcismos?

Después de todo la mujer de blanco era una aparición amable, siempre con un ramo en los brazos y como flotando a través de la niebla, pero igual nos abalanzamos sobre ella en cuanto pasó delante de la cripta.

Nunca más regresó a dejar flores en el viejo cementerio.

Jack London: Goliah




In 1924—to be precise, on the morning of January 3—the city of San Francisco awoke to read in one of its daily papers a curious letter, which had been received by Walter Bassett and which had evidently been written by some crank. Walter Bassett was the greatest captain of industry west of the Rockies, and was one of the small group that controlled the nation in everything but name. As such, he was the recipient of lucubrations from countless cranks; but this particular lucubration was so different from the average ruck of similar letters that, instead of putting it into the waste-basket, he had turned it over to a reporter. It was signed “Goliah,"' and the superscription gave his address as “Palgrave Island.” The letter was as follows:?

“Mr. Walter Bassett,

DEAR SIR:

“I am inviting you, with nine of your fellow-captains of industry, to visit me here on my island for the purpose of considering plans for the reconstruction of society upon a more rational basis, Up to the present, social evolution has been a blind and aimless, blundering thing. The time has come for a change. Man has risen from the vitalized slime of the primeval sea to the mastery of matter; but he has not yet mastered society. Man is to-day as much the slave to his collective stupidity, as a hundred thousand generations ago he was a slave to matter.

Luis Britto García: Última




La última muerte se me olvidó, que es como si hubiera muerto doblemente.

Emilia Pardo Bazán: El revólver



En un acceso de confianza, de esos que provoca la familiaridad y convivencia de los balnearios, la enferma del corazón me refirió su mal, con todos los detalles de sofocaciones, violentas palpitaciones, vértigos, síncopes, colapsos, en que se ve llegar la última hora... Mientras hablaba, la miraba yo atentamente. Era una mujer como de treinta y cinco a treinta y seis años, estropeada por el padecimiento; al menos tal creí, aunque, prolongado el examen, empecé a suponer que hubiese algo más allá de lo físico en su ruina. Hablaba y se expresaba, en efecto, como quien ha sufrido mucho, y yo sé que los males del cuerpo, generalmente, cuando no son de inminente gravedad, no bastan para producir ese marasmo, ese radical abatimiento. Y notando cómo las anchas hojas de los plátanos, tocadas de carmín por la mano artística del otoño, caían a tierra majestuosamente y quedaban extendidas cual manos cortadas, le hice observar, para arrancar confidencias, lo pasajero de todo, la melancolía del tránsito de las cosas...

-Nada es nada -me contestó, comprendiendo instantáneamente que, no una curiosidad, sino una compasión, llamaba a las puertas de su espíritu-. Nada es nada..., a no ser que nosotros mismos convirtamos ese nada en algo. Ojalá lo viésemos todo, siempre, con el sentimiento ligero, aunque triste, que nos produce la caída de ese follaje sobre la arena.

El encendimiento enfermo de sus mejillas se avivó, y entonces me di cuenta de que habría sido muy hermosa, aunque estuviese su hermosura borrada y barrida, lo mismo que las tintas de un cuadro fino, al cual se le pasa el algodón impregnado de alcohol. Su pelo rubio y sedeño mostraba rastros de ceniza, canas precoces... Sus facciones habíanse marchitado; la tez, sobre todo, revelaba esas alteraciones de la sangre que son envenenamientos lentos, descomposiciones del organismo. Los ojos, de un azul amante, con vetas negras, debieron de atraer en otro tiempo; pero ahora, los afeaba algo peor que los años: una especie de extravío, que por momentos les prestaba relucir de locura.

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