El niño con el pote de pega cruzaba la calle, somnoliento, cuando un autobús lo embistió con violencia, dejándolo muerto sobre la acera. Todos quedaron conmovidos frente al cadáver del infante. Nadie supo de dónde salió el mago, quien cubrió el cuerpecito con una sábana blanca. El mago comenzó a realizar una serie de pases mágicos sobre la sábana que brillaba bajo el sol. Un grupo enfurecido de los que allí estaba se acercó al mago e, insultándolo, lo golpeó con violencia. “Qué te has creído” ¡Cabrón! “¿No respetas el dolor de la gente?” El mago desapareció del lugar antes de ser linchado. Cuando al fin llegaron los paramédicos en una ambulancia, levantaron la sábana con cuidado. Algunos curiosos que llegaron tarde sólo vieron la bandada de palomas que elevaba su vuelo desde la sábana manchada de sangre hacia los edificios grises. Todos aplaudían con lágrimas en los ojos.
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