La jaula está llena de sangre. Los cuerpos descuartizados, inmóviles, se desperdigan aquí y allá sobre el heno. Aún conservan el calor de cuando estaban vivos. Pero esa ficción no durará mucho tiempo. El pequeño Ray contempla horrorizado la monstruosa escena.
–Muchos roedores se comen a sus crías nada más nacer. Es la naturaleza, cariño –trata de consolarle su madre.
Pero él no está dispuesto a aceptarlo. Él no se conforma con acatar sumiso como la mayoría de sus compañeros. Y entonces surge en su mente la idea de hacer justicia, de vengar a esas pequeñas vidas mutiladas; de pervertir las normas tan arbitrariamente impuestas. De dar forma a otro mundo con el que compensar las carencias y errores de éste.
Ten cuidado con lo que deseas. O con lo que imaginas, advierte inútilmente la voz de su instinto.
“Para el siguiente número necesitaré un voluntario. Y ahora mi ayudante y yo, ante sus atónitos ojos, haremos desaparecer este elefante.”
“De mayor serás un estupendo ilusionista”, le felicita Blackstone tras el espectáculo. “Toma, te mereces un regalo. Se llama Tilly”. De regreso a casa, con la hermosa coneja blanca entre los brazos, el pequeño Ray comprende que su destino finalmente le ha encontrado.
En un momento de debilidad, los recuerdos de la infancia han distraído su atención. Pero la risa sofocada y el ruido amortiguado del cuerpo menudo gateando sobre la moqueta lo devuelven a la realidad. Él lo espera agazapado aún en algún lugar de la casa. Como siempre. Un padre no puede abandonar a sus hijos. Aunque un día éstos acaben comiéndoselo. El escritor está cansado; desde hace algún tiempo no puede prescindir de la silla de ruedas. Y aun así va en su busca. Sabe que será su último encuentro. En ese enfrentamiento, sólo puede quedar uno.
The cage is filled with blood. The dismembered bodies, motionless, are scattered here and there on the hay. They still retain the heat as when they were alive. But that fiction will not last long. The little Ray contemplates with horror the monstrous scene.
–Many rodents eat their own offspring at birth. Such is the nature, honey –his mother tries to comfort him.
But he is not willing to accept it. He is not content to abide submissive as most of their fellows do. And then arises in his mind the idea of seeking justice, of avenging those little lives crippled, of perverting the rules so arbitrarily imposed, of shaping another world with which to offset the deficiencies and shortcomings of this one.
Be careful what you wish for. Or you imagine, the voice of his instinct warns in vain.
"For the next trick I'll need a volunteer. And now my assistant and I, before your astonished eyes, will make this elephant disappear. "
"When you grow up you will be a great illusionist" Blackstone congratulates him after the show. "Here, you deserve a gift. Its name is Tilly ". Returning home, with the beautiful white rabbit in his arms, the little Ray realizes that his destiny has finally found him.
In a weak moment, memories of childhood have distracted his attention. But a chuckle and the muffled sound of the small body crawling on the carpet back him to reality. He still awaits crouched somewhere in the house. As he always do. A father can not abandon his children, although one day they end up eating him. The writer is weary, for some time now he can not do without the wheelchair. And yet he goes after him. He knows it will be their last meeting. In this confrontation, can be only one.
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