Iba a morirse. No se le notaba. Hacía equilibrios con su paso y miraba las tiendas. ¡Hasta las sombrererías! Él sabía que iba a morirs...

Siempre le había tentado al novelista el conflicto de aquellas dos almas juntas, inseparables y, sin embargo, distintas. Aquella paradoja d...

El crimen aquel hubiera quedado envuelto en el secreto durante mucho tiempo si no hubiera sido por la fuente central del jardín, que, d...

Aquel joven veía en la obscuridad porque le había mordido un gato, siendo niño, en el centro más nervioso del ser, en el codo. Prim...

Aquel negro había tenido la avilantez de amar a una blanca y eso, en la pulcra Yanquilandia, no se perdona. Los jueces, que por alg...

Siempre había sido el sueño del gran violinista tocar debajo del agua para que se oyese arriba, creando los nenúfares musicales. En...

Era extraña aquella voz de contralto en la niña prodigio, pero se tendían a su alrededor tapices de concierto para verla tan niña, pá...

La bella joven se reía tanto a la orilla del mar que, como la risa es la mayor provocadora de curiosidad, asomó su cabeza un tritón pa...

¿A qué le podían condenar después de todo? A destierro. Valiente cosa. Cumpliría la pena alegremente en un país extranjero en que vivi...

De pronto, dejó de tener pesadillas y se sintió aliviado, pues habían llegado ya a ser una proyección obsedante en las paredes de su al...

Ramón Gómez de la Serna, por Enrique Stoura, 1949 El doctor Alejo murió asesinado. Indudablemente murió estrangulado. Nadie había e...