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Gabriel García Márquez
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Gabriel García Márquez: El último viaje del buque fantasma
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Gabriel García Márquez por Alejandro Cabeza Ahora van a ver quién soy yo, se dijo, con su nuevo vozarrón de hombre, muchos años despu...
Gabriel García Márquez: Amargura para tres sonámbulos
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Gabriel García Márquez by Alejandro Cabeza Ahora la teníamos allí, abandonada en un rincón de la casa. Alguien nos dijo, antes de...
Gabriel García Márquez: Eva está dentro de su gato
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De pronto notó que se le había derrumbado su belleza que llegó a dolerle físicamente como un tumor o como un cáncer. Todavía recordaba...
Gabriel García Márquez: Diálogo del espejo
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El hombre de la estancia anterior, después de haber dormido largas horas como un santo, olvidado de las preocupaciones y desasosiegos...
Gabriel García Márquez: Isabel Viendo Llover en Macondo
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El invierno se precipitó un domingo a la salida de misa. La noche del sábado había sido sofocante. Pero aún en la mañana del domingo n...
Gabriel García Márquez: El mar del tiempo perdido
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Hacia el final de enero el mar se iba volviendo áspero, empezaba a vaciar sobre el pueblo una basura espesa, y pocas semanas después to...
Gabriel García Márquez: Alguien desordena estas rosas
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Como es domingo y ha dejado de llover, pienso llevar un ramo de rosas a mi tumba. Rosas rojas y blancas, de las que ella cultiva p...
Gabriel García Márquez: La otra costilla
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Sin saber por qué, despertó sobresaltado. Un acre olor a violeta y a formaldehído venía, robusto y ancho, desde la otra habitación a co...
Gabriel García Márquez: Nabo, el negro que hizo esperar a los ángeles
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Nabo estaba de bruces sobre la hierba muerta. Sentía el olor a establo orinado estregándose en el cuerpo. Sentía en la piel gris y brill...
Gabriel García Márquez: La tercera resignación
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Allí estaba otra vez, ese ruido. Aquel ruido frío, cortante, vertical, que ya tanto conocía pero que ahora se le presentaba agudo y dol...
Gabriel García Márquez: La noche de los alcaravanes
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Estábamos sentados, los tres, en torno a la mesa, cuando alguien introdujo una moneda en la ranura y el Wurlitzer volvió a iniciar el...
Gabriel García Márquez: Blacaman El Bueno Vendedor De Milagros
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Desde el primer domingo que lo vi me pareció una mula de monosabio, con sus tirantes de terciopelo pespuntados con filamentos de oro, s...
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