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Fernando Iwasaki
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Fernando Iwasaki: El balberito
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La otra noche matamos a un vampiro. Cerca del amanecer lo acechamos junto a su tumba y le tendimos una emboscada. El monstruo no era muy...
Fernando Iwasaki: El antropólogo
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Aquel hombre hacía muchas preguntas. Se interesaba por nuestras fiestas, por quién era pariente de quién y hasta por las historias que ...
Fernando Iwasaki: Papillas
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Detesto los fantasmas de los niños. Asustados, insomnes, hambrientos. El de casa llora desconsolado y se da de porrazos contra las pare...
Fernando Iwasaki: El parásito
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No era un fibroma, ni un tumor, ni un folículo infectado, sino un mellizo marchito enquistado en su espalda como un inquilino perpetuo ...
Fernando Iwasaki: Abonos naturales
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Los jardines del cementerio eran los más hermosos del pueblo, siempre umbríos y floridos, sembrado de esculturas barrocas y adornado de...
Fernando Iwasaki: Las reliquias
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Cuando la madre Angelines murió, las campanas del convento doblaron mientras un delicado perfume se esparcía por todo el claustro desde...
Fernando Iwasaki: Ya no quiero a mi hermano
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«Carlitos está aquí», dijo la médium con su voz de drácula, y de pronto se transformó y puso cara de buena. Entonces mamá le hizo much...
Fernando Iwasaki: Monsieur le revenant
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Todo comenzó viendo televisión hasta la medianoche, en uno de esos canales por cable que sólo pasan películas de terror de bajo presup...
Fernando Iwasaki: La pesadilla de Peter Pan
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Cada vez que hay luna llena yo cierro las ventanas de casa, porque el padre de Mendoza es el hombre lobo y no quiero que se meta en mi...
Fernando Iwasaki: La mujer de blanco
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Cuando les conté que había visto a una señora vestida de blanco vagando entre las lápidas, un helado silencio de almas en pena nos sobr...
Fernando Iwasaki: Dulces de convento
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Las monjas tenían prohibido escalar los muros del convento, porque al otro lado estaban sus perros guardianes que eran fieros y bravo...
Fernando Iwasaki: No hay que hablar con extraños
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Así me decía siempre mamá, pero Agustín no era un extraño porque todos los días me ofrecía caramelos a la salida del colegio. Además...
Fernando Iwasaki: Última voluntad
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Los moribundos tienen fugaces destellos de lucidez que se extinguen como velas en la penumbra de la muerte. Mamá murió así, enumerando ...
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