Miguel Puente: Esperado regreso



El cadáver llega a su casa de madrugada. Palpa la ventana de la puerta trasera porque sabe que siempre está abierta. Escudriña el interior. Olfatea el aire. Gruñe.
Sabe que su mujer está en casa, oculta en alguna parte. Sabe que está muerta de miedo, que se aferra a la escopeta de caza mientras llora en silencio.
Pero por encima de todo sabe que nada de lo que haga impedirá que se la coma a besos.

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